26 Oct 2021

“Poner toda nuestra confianza en Dios“

“Señor pongo toda mi confianza en Ti y en tu infinita bondad y Misericordia”  Madre Paulina Von Mallinckrodt

Qué profunda reflexión cristiana y camino de vida, que como guía nos señala la Madre Paulina: poner toda nuestra confianza en Dios, en su infinita misericordia y bondad.

Asumir desde una perspectiva trascendente, que solos no podemos; nuestras fuerza y prioridades sólo humanas no alcanzan. Es también un estilo de vida, y un compromiso veinticuatro por veinticuatro horas en todas las dimensiones de nuestra vida: trabajo, hijos, familia, naturaleza de nuestras prioridades y objetivos.

Nos rodean muchas propuestas seculares -válidas sin duda y muy elaboradas- para hacernos fuertes y sobrellevar nuestras limitaciones. Ahora bien, hacemos de esta máxima: “poner toda nuestra confianza en Dios “, nuestro pilar -donde hacernos fuertes- y nuestro cimiento, -donde construir-, en la batalla diaria de la vida.

En el mundo y en la Argentina, la principal preocupación es sin duda el futuro, luego de la crisis de la Pandemia y todo el daño sufrido, lo cual acentúa la incertidumbre. Nos dice la Madre Paulina acerca del futuro: “una mirada al futuro nos podría llenar seguramente de temor y angustia, si no supiéramos que nuestro amado Señor vive aún y nos conducirá en todo hacia el bien”. Esto es, sentir la Fe, que encarne en nosotros y nos impulse a seguir confiando en que Dios siempre está al lado nuestro, cuidándonos, protegiéndonos.

Este mes de Octubre nos trae el recuerdo de Santos inmensos y a la Virgen en sus distintas manifestaciones, los cuales son fundamentales en la construcción de la Iglesia a lo largo de los siglos y en la prédica y práctica del Evangelio. Ellos mismos han sido el Evangelio vivo en el mensaje de Jesús y la fuerza del Espíritu Santo. Nos referimos a Nuestra Señora del Rosario, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, San Antonio María Claret, San Lucas, Nuestra Señora del Pilar, sin dar por finalizada la lista.

A 700 años de la Muerte de Dante Alighieri, se acompaña parte de plegaria -de extraordinaria belleza-a la Virgen María en el Canto XXXIII, del Paraíso de la Divina Comedia:

¡Oh Virgen madre, oh Hija de tu hijo,
Alta y humilde más que otra criatura,
Término fijo de eterno decreto,
Tú eres quien hizo a la humana natura
Tan noble, que su autor no desdeñara
Convertirse a sí mismo en su creación.
Dentro del viento tuyo ardió el amor,
cuyo calor en esta paz eterna
hizo que germinaran estas flores.
Aquí nos eres rostro meridiano
de caridad y abajo, a los mortales,
de la esperanza eres fuente vivaz.
Mujer, eres tan grande y vales tanto,
que quien desea gracia y no te ruega
quiere su desear volar sin alas.

Comisión de Espiritualidad y Cultura