10 Ago 2021

¡Las manos en el trabajo y el corazón en Dios!

“Al Señor hay que servirlo con fortaleza” (Madre Paulina Von Mallinckrodt)

En agosto nos llena de alegría celebrar los 172 años de la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana. Fue en Paderborn, el 21 de agosto de 1849, donde la Madre Paulina, con sólo tres Hermanas, dio comienzo institucional pleno a su gran obra educativa y religiosa, con una actitud muy definida: “quien comienza una obra con firme determinación, ya ha ganado la mitad de la batalla”. Sí, sólo la Madre Paulina y tres Hermanas. Un comienzo, a la primera mirada, sencillo, pequeño y difícil de encarar, pero pleno de Fe y Caridad, en un contexto político difícil para los católicos en Alemania, pero con verdadero espíritu de batalla.

La Congregación no paró de crecer. ¡Las manos en el trabajo y el corazón en Dios! decía la Madre Paulina, fórmula imbatible para llevar el mensaje de Dios. La Congregación se extendió a diversos continentes y hasta hoy perdura, se mantiene y se renueva. Es portadora de un mensaje, de un carisma, que nos enriquece y al que al mismo tiempo debemos acompañar y fortalecer con nuestros actos.

Las obras humanas se fortalecen en Dios, quien es su sentido último. A través de ellas podemos ser instrumentos del Señor. La Madre Paulina nos decía: “La bendición que la Santa Iglesia me concede es misteriosa”, ser instrumentos de Dios. Ésta es una idea inspiradora para nuestras familias.

Como máxima total, como idea de santidad y eje de acción, la Madre Paulina señalaba a las Hermanas: ”Todos los que son despreciados interior y exteriormente, tienen doble derecho a mi amor, sean jóvenes o ancianos, ciegos o no, sanos o enfermos”.

En este mes recordamos también a grandes santos, servidores de la Iglesia en diferentes épocas y contextos a lo largo de la historia. El 4 de agosto a San Juan María Vianney (el “Cura de Ars”), patrono de los sacerdotes, cuya memoria nos motiva a rezar por ellos y a acompañarlos como fieles y familias en todas sus actividades; a no dejarlos solos. Como gran confesor, nos decía estas palabras que pueden leerse en el santuario de Lourdes: “no es el pecador quien vuelve a Dios para pedirle perdón; es Dios quien corre detrás del pecador y lo hace volver a Él”.

Por su parte, el 8 de agosto es el día de Santo Domingo de Guzmán, el 11 de Santa Clara de Asís y el 23 de Santa Rosa de Lima. ¡Cuántos santos pilares de la Iglesia! Ejemplos vitales aun en nuestro presente.

A su vez, el 28 de agosto celebramos el día de San Agustín, gran santo y Padre de la Iglesia, cuyos textos principales, “La Ciudad de Dios” y “Confesiones”, debemos tener presentes en nuestras bibliotecas. Su profundidad, claridad, su doctrina sobre la armonía entre la razón y la afectividad, y su gran testimonio de vida, son el gran legado de este santo con mayúscula. La lista de grandes santos y figuras de la Iglesia es amplia y podría seguir.

En este momento adverso que vivimos en Pandemia, con dolores, pérdidas y sufrimiento, tengamos presente la fortaleza que emana del testimonio de vida de los santos y recordemos a la Madre Paulina, quien nos decía:”¡La oración es la vida del alma. Sin ella desfallece en la árida tierra de este mundo!”

Comisión de Espiritualidad y Cultura