27 Abr 2023

La Semana Santa ha sido nuestro momento supremo de renovación

Madre de Dios, modelo y auxilio de los cristianos, ruega por mí para que sea la sierva del Señor”
Madre Paulina Von Mallinckrodt

La Semana Santa ha sido nuestro momento supremo de renovación, de renacer en Cristo, en su modelo, en la riqueza de sus enseñanzas. Eje central de la cristiandad, fundamento y sentido de la historia, su ritual anual no debe imperdirnos aprehender la profundidad de su mensaje y el compromiso que nos genera, en cada uno desde su lugar, y especialmente dentro de la familia, nuestra Iglesia doméstica. Así, María, madre de Cristo fue modelo de abnegación, dolor y aceptación de su misión, asumiendo el destino aceptado, pero sin abandonar a su hijo en ningún momento. Como nos recuerda y enfatiza la Madre Paulina: “María, Madre de Dios, modelo y auxilio de los cristianos”. Cabe preguntarnos si siempre la tenemos como modelo de vida cristiana a María y recurrimos a ella en auxilio, para que interceda ante Dios, por nuestras vidas. Pero la Madre Paulina nos remarca un ruego especial, exigente, sacrificado: ”el ruego para ser siervos del Señor”.

Ser Siervos de Dios no es otra cosa que hacer que Jesús viva en nosotros, que lo sirvamos siguiendo su Cruz y asumiendo la palabra del Evangelio como propia, liberando nuestra espalda de aquellas mochilas que son sólo personales y egoístas y que no conducen a Dios.

Rogar a María, es pedir y es una forma de rezar, y como nos enfatiza la Madre Paulina: “Preocúpate por no descuidar la oración porque es la llave de todas las gracias y aún del cielo”. Sabemos que no hay una única forma de rezar, cada persona debe buscarlo a su modo, y de la forma más profunda y personal, que exprese el alma y el encuentro con María. Pero no descuidarlo, nos dice la Madre Paulina, y también con el deber de transmitirlo a nuestros hijos, que la oración sea una dimensión viva en su cotidianeidad plena de dichas pero también de amenazas y desafíos.

Rogar a María, una acción humilde y simple pero poderosa para incluir en nuestra agenda personal y familiar, una fortaleza más en el pilar que sostiene a nuestras familias, en tiempos tan difíciles como vivimos.

Nos agrega la Madre Paulina: “La oración es nuestra primera obligación. Es tan necesaria para la vida del alma, como la respiración lo es para el cuerpo”. Que nuestra alma crezca en la oración, y recibamos sin condicionamientos a Jesús resucitado que la Semana Santa nos entregó.

Comisión de Espiritualidad y Cultura