26 Oct 2019

La oración es la primera obligación

“La oración es la primera obligación. Es tan necesaria para la vida como la respiración lo es para el cuerpo”
Paulina von Mallinckrodt


El 7 de Octubre la Iglesia católica conmemora y recuerda la festividad de Nuestra Señora del Rosario.

Al rezar el Rosario (que significa “corona de rosas”) recordamos la vida de Jesús, su misión, sus sufrimientos y el acompañamiento inseparable de la Virgen en cumplimiento de la voluntad ofrecida en la Anunciación. El rezo del Rosario, constante, en forma regular, meditada, sentida y encarnada, es sin duda la oración principal de fortaleza para el católico, la herramienta cotidiana que asiste nuestra fe en la vida cotidiana.

La Madre Paulina von Mallinckrodt nos hablaba de la oración como primera obligación, pues no concebía una vida al servicio de Dios, una vida según el ejemplo de Jesús, que no recurriera a la oración como alimento espiritual constante. Nos decía con profunda fe: “Señor, ayúdame a ser un alma de oración, ayúdame para que todas mis obras estén empapadas en oración.”

¡Qué desafío! Ser un alma de oración no es un estado que se adquiera fácilmente, dado que requiere entrega y poner a Dios delante de todo. ¡Qué gracia poder lograr que nuestras obras estén empapadas de oración! Sin duda que será arduo, esforzado, sufrido; pero la gracia y la recompensa de la oración profunda acompañarán todo nuestro andar personal, familiar y grupal.

Ser familias de oración y en oración debería ser una característica distintiva nuestra, a donde fuéramos y donde estuviéramos. Una famita que reza es unida, es iglesia doméstica y puede expandir su gracia y sus acciones a los demás, con Jesús como modelo.

Tengamos presente a la Virgen del Rosario y qué rezar a través de ella sea nuestra cotidianeidad cálida y perseverante en la vida en familia.

Por último, el mes de octubre también nos muestra y convoca a celebrar otras festividades tan esenciales a nuestra fe, como la de San Francisco de Asís, la de Santa Teresita del Niño Jesús, la de Santa Teresa de Ávila, la de los Ángeles Custodios, la de Nuestra Señora del Pilar y la de Cristo Rey.

Tengamos siempre presente los que nos decía la Madre Paulina: ¡La oración es la vida del alma!

Comisión de Espiritualidad y Cultura
Asociación de Padres