La alegría del católico
Queridas Familias:
Qué importante durante este mes de Agosto no olvidar y tener muy presente una característica esencial de nuestra fe, que con frecuencia olvidamos, la alegría del católico. Benedicto XVI, en su libro la infancia de Jesús nos dice que “la alegría es el don propio del Espíritu Santo, como el verdadero don del Redentor”. La alegría es simple y compleja al mismo tiempo, para nosotros los católicos es compatible con situaciones benignas y con momentos dolorosos y de pérdida y nostalgia, en éxitos y también en la adversidad, o cuando se frustra algo que buscábamos con ansias. Por qué esta presencia en el católico de la alegría ante situaciones tan contradictorias? Sin duda porque nuestra alegría se funda en la verdad que Cristo nos mostró, en la mirada humana de la creación divina y en la esperanza de la vida eterna en la Resurrección de Cristo, que da sentido absoluto a nuestra vida diaria, como ordenador personal, familiar y social. La venida de Cristo da el sentido final a todo lo que hagamos y así la alegría se funda en la gracia que Dios derrama sobre nosotros en la esperanza de volver a El. Así, el católico debe tener alegría en la acción diaria, en la caridad, en el sacrificio permanente, negándonos a sumergirnos en la tristeza y en todo lo que nos hace mal y nos aleja de Dios. El católico debe vivir y promover una alegría activa, generosa y humilde, para compartir y ser reflejo de Dios y portadora del mensaje del Evangelio.
La Madre Paulina nos dejó las siguientes frases plenas de sentido espiritual sobre la alegría del católico:
“Que el espíritu de viva alegría nos caracterice, porque da fuerza, vigor, y felicidad para las obras de caridad, sin el Santísimo Sacramento seremos como soldados enviados a la batalla sin armas. A cada uno lo suyo.”
“Señor, ayúdame a adquirir serenidad y alegría de espíritu, una santa alegría en Dios”
“La alegría más duradera es la que tiene sus raíces en la Paz del alma y manifiesta, en el fondo, cierta reserva amable y religiosa”
“Pide a Dios un espíritu alegre. Procura ser la alegría de tu hogar.”
Comisión de Espiritualidad y Cultura