El mes de Septiembre es para la Iglesia Católica el Mes de la Biblia . Si bien para un católico la Biblia es la palabra de Dios y  está siempre a  nuestro lado  , no solemos leerla espontáneamente.  Se hizo frecuente , casi natural que el católico  se acerque sólo a la Biblia en las Lecturas de las Misas. De algún modo es una cuenta pendiente considerar a la Biblia de otro modo , como  un libro a  descubrir en una lectura espontánea y sencilla  en cualquier momento y lugar. Es nuestro Libro Sagrado, siempre tendrá algo que mostrarnos, un misterio que develarnos, una palabra  para fortalecer nuestra fe. Por qué entonces no proponernos en el mes de la Biblia un cambio en nuestro vínculo con la Palabra de Dios, la “Lectio Divina”, destinando un momento en el día para una lectura , que no necesita ser extensa sino profunda guiada por el Espíritu Santo. Y también desafiarnos a  vincular a nuestros hijos a la Biblia dentro de la  familia, con respeto y devoción sagrada pero sin solemnidad, con lecturas que nos hablen del valor  de la Sagrada Familia, que es nuestro modelo de familia , de la obediencia de José, de la  entrega absoluta de María a su destino sin ningún reproche y de la vida y apostolado de Jesús. Además, festejado el 8 de Septiembre el día del nacimiento de la Virgen María, por qué no ponernos bajo su advocación, para que la Biblia de sus frutos en cada una de nuestras familias.