Extender el Reino de Dios
“Es una gracia muy grande que Dios se digne llamarnos para la extensión de su Reino!”
Madre Paulina Von Mallinckrodt
Los argentinos vivimos bajo la incertidumbre acerca de cómo va a evolucionar la pandemia en nuestro país, en nuestra salud personal y familiar, en nuestra vida cotidiana, en el futuro hoy tan incierto. Nada sabemos de las consecuencias definitivas que la pandemia dejará en nuestra sociedad y en nuestra cotidianeidad, en la forma de vida y en el modo de vincularnos. El aislamiento plantea a las familias desafíos seculares, ligados a lo organizativo, a mantener la funcionalidad de las tareas del hogar, a sentirnos bien, y que el encuadre organizativo de la familia se mantenga lo más óptimo posible. A esta dimensión le podemos agregar tips de actitudes y planteos que mantengan muestra mirada atenta a hacer mejor las cosas y transitar esta etapa evitando sobresaltos. Pero no debemos descuidar la mirada religiosa como el principal pilar que le da sentido a este aislamiento general. Así todo sufrimiento, toda privación encuentra sentido en la cuarentena como una cruz bien concreta, definida en la cual Cristo nos pide dar todo y no olvidarnos nunca de Dios. Como bien nos dijo la Madre Paulina estamos llamados a la extensión del Reino de Dios y este llamado es una gracia. Extender el Reino de Dios es profundizar la Fe en el ejemplo, en la caridad, en la renuncia, en pensar en lo mejor espiritualmente para nosotros y en función de cuánto podemos dar a los demás. La actitud ante la pandemia para un católico es esencialmente una actitud religiosa si buscamos transitarla y superarla de la mejor manera, no alcanza solamente con actitudes ni organizaciones eficientes. Se impone mantener la alegría en Cristo, la fortaleza en la oración. Asumir voluntariamente la Cruz, sin miramientos ni concesiones. De algún modo, es ir al desierto como fue Jesús, a ser tentado con mil debilidades que podrían afectar la familia, inclusive desorganizarla y equivocadamente nos llevara a pensar que se supera la problemática del aislamiento sólo materialmente. Que la cuarentena nos sirva para mantener y ampliar la extensión del Reino de Dios, día a día, al dolor oponer la superación de la alegría del católico, en la fuerza del rezo del Rosario, buscando que nuestros actos nos trasciendan en el modelo del Cristo.
Comisión de Espiritualidad y Cultura